Al recorrer las páginas de este libro sobre las “Plantas Nativas Comestibles de Baja California” experimento ante todo la emoción propia de quien se identifica plenamente con lo expresado en sus páginas y que entra en mí a través del entendimiento, pero también del placer estético.
A través de la exploración del paisaje, el discurso nos lleva de la mano a descubrir esa inextricable relación entre natura, cultura y agricultura y el insoslayable destino que lleva a este encadenamiento de elementos a convertirse en alimento para la continuidad de la vida.
Este ejercicio, aplicado al conocimiento de comida de Baja California, es especialmente necesario siendo éste, como es, un territorio que forma parte de la entraña misma de la geografía mexicana y , sin embargo, para muchos parece tan lejano. México sin esa inmensa península sería como un cuerpo partido por la mitad.
Felicidades a la Culinary Art School y a BRECHA por ayudar a los amantes del buen comer a aquilatar la importancia de la cultura culinaria de esa tierra que nace de
un medio ambiente único y de una historia igualmente singular. Las poblaciones originarias que ahí habitaron y de otras muchas llegadas de lejos también han dejado su aporte para alcanzar el nivel de excelencia que actualmente tiene la gastronomía de la región.
En fin que hay que decir que el reconocimiento de la cocina mexicana como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO se debe a la grandeza de sus cocinas regionales y que, entre ellas, brilla con luz propia la gran cocina de Baja California.
Dra. Gloria López
Directora
Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana
